Ya para cerrar el año, entra el Sol en Capricornio junto con el Solsticio de Verano en el Hemisferio Sur y el día más largo del año, mientras el Hemisferio Norte comienza a enfriarse.
La temporada Capricornio es la culminación de las metas en el ciclo zodiacal.
Ahora es cuando obtendremos los frutos maduros de aquello que comenzamos en Otoño, un resultado definitivo que conlleva también una amarga sensación de despedida, ya que una vez que se alcanza el punto más alto, solo queda bajar y prepararse para comenzar otra cosa diferente o darle una vuelta de tuerca a lo que veníamos haciendo para darle una dirección completamente nueva cuando llegue el próximo equinoccio y cambio de etapa.
Capricornio está regido por Saturno, planeta del compromiso, la responsabilidad y la perseverancia para lograr lo que nos propongamos. Pero Saturno está en Piscis, sensibilizando la razón, ablandando nuestras estructuras, dando un trasfondo emocional a nuestra realización material. En Capricornio también se encuentran Plutón y Mercurio, retrógrados en este momento, y recuperando recuerdos y situaciones pasadas que nos servirán de guía en este momento para saber por dónde ir, y sobre todo qué NO tenemos ganas de repetir, porque ya tenemos esa lección aprendida.
Por ahora, este período viene acompañado de una Luna en Tauro que también nos ayuda a materializar los resultados, y sobre todo a disfrutarlos. Por algo venimos trabajando duro todo el año, ahora que ya hemos logrado muchos de nuestros objetivos, lo que no podemos hacer es olvidarnos de disfrutar, de compartir, de divertirnos.
La oposición de Venus en Escorpio a Urano retrógrado en Tauro nos lleva también a renovar nuestros vínculos, a experimentar nuevas dinámicas que nos permitan más libertad, pero sin ceder profundidad emocional. Tendremos ganas de ampliar nuestro círculo, de socializar y enriquecer nuestro entorno con nuevas personas y experiencias. La tensión principal será entre la razón y la emoción, la estabilidad y el cambio, la dependencia emocional y el desapego.
Es una bella época estival que nos invita a relacionarnos, a divertirnos y sobre todo, a sentirnos agradecidos por un año de tanto crecimiento y abundancia, sea desde lo material, lo afectivo o desde la incorporación de nuevos conocimientos y experiencias. ¡Y la mejor manera de agradecer, es disfrutar y compartir!